Wednesday, February 14, 2007

Episodio corto

El murmullo de la gente se levantaba en el pequeño café. Las bebidas se sentaban cómodas en sus botellas. Ella apartaba el cabello de sus ojos con su característico movimiento de cabeza, breve y certero, para escudriñar sin vergüenza ni culpa un rostro que no reconocía. Estaba fijo a un cuerpo al otro lado de la mesa. Era de piel con experiencia y confusiones pasadas. La joven intentaba determinar si esos rasgos eran los que recordaba desde niña, si ese hombre era quien le compraba bolsas de dulces y de chocolates, solo para ella. Si era él quien le prestaba su habitación en las mañanas.
El viento languidecía en la puerta del café y le lamía la cara. Se preguntó por qué no pudo heredar esos ojos verdes que rebotaban desde los suyos a otros lugares cercanos. Le hubiese gustado mirar la vida desde el verde claro. Y la duda regresaba a su cabeza; es él, o ya no lo es. O nunca lo fue. O ella no había podido conservar una identidad fija...tal vez se le había escurrido de entre los dedos y había dejado un rastro inmundo tras de ella, atravesando como una acusación de olvido los años.
La conversación ligera era insoportable, de salud y gracias a Dios no se habla con un padre. Ni de sonrisas, ni de domingos ni de amores. -Veta los temas, no los desperdicies aquí con este señor que algo tiene conocido-, dialogó en su cabeza. ¿Para qué me sirve?. Todo es utilidad en esto. Mide las palabras, revuélcalas y quítales todo lo tuyo.
La decencia exprimió su última entraña y dio cabida a la partida. Ya era hora de dejar a la gente y al hombre que extrañamente se refería a ella con cariño. Salieron, cruzaron un par de calles y la realidad estaba por saludarla. Vistió su boca con una mueca de sonrisa y le dijo adiós. Un adiós fresco y reconfortante. De liberación, con una promesa tácita de repetirlo luego, en otro café con el mismo sujeto. Él se dirigió a ella con términos que le hacían cierto eco en la memoria. Le dio un abrazo de compensación. Tan efímero como la buena voluntad de la reunión.
Se subió a un auto y se alejó. Ella vio su espalda a través de la ventana. Pensó en que quizá era esta la última vez que lo vería. O la primera. Nunca se sabe con un desconocido.

0 comentarios:

 
template by suckmylolly.com flower brushes by gvalkyrie.deviantart.com