Monday, December 18, 2006

Sanar

Introducir la aguja, sentir su final punzante atravesar y entrar con su frialdad cortante. Luego conducir con ella la fibra seca y rugosa, una y otra vez, cruzando la abertura que es puerta abierta a la fragilidad inmensa.
Y luego la peor parte: halar. Halar las costuras, sin importar cuanto lastime, para negarse al exterior.
Entonces, dos últimas puntadas de cierre.
Lo más complicado no es encarar el dolor...es reunir la valentía para suturar la herida.

Monday, December 11, 2006

Premonición

El viento tibio le palpitaba en la cara. El pulso de la naturaleza. El calor de la mañana tardía se estiraba hasta perderse con las nubes cercanas al sol. Trataba de traer a su boca el sabor de la lluvia de madrugada. Era testigo del final de una día enfermo: los últimos lenguetazos del sol languidecían plácidos a través de los lugares débiles de las nubes y lamían tranquilos - la calma del que presiente lo inevitable - la cara de agua del lago. Estaba sentanda en el borde del pequeño muelle, sintiendo como el agua le hacía cosquillas en la planta de los pies con gotitas salpicadas. Balanceaba sus piernas como si quisiera bailar sobre las aguas y se comía con los ojos brillantes la agonía hermosa del paisaje. Tenía las manos apoyadas en las tablas del muelle, a los lados y atrás de sí. Su cabello acariciaba su rostro con los latidos del viento y el vestido ligero golpeaba rítmicamente sus muslos y su pecho. Le abrazaba la piel clara.

Disfrutaba de la vista. Del perfume de los árboles y las profundidades acuáticas. De la privacidad en el pequeño muelle. De su soledad, porque estaba sola. No tenía nada. Ni sueños, ni ganas. Solo un vestido, la espera y la resignación. Era como el día que terminaba con ella: radiante y temblorosa. Aún así sonreía. Una sonrisa sincera y plena que le colmaba los labios y la mirada. Ojos sonrientes, aunque rotos. Húmedos y complacientes. Sonreía porque todo terminaría. Las cosas declinan. Ese paisaje cambiaría con la fecha. Ella recobraría su rincón predilecto en el bosque que no dejaba de llorar. Volvería al aroma embriagante de la lluvia y su castigo inundando los pies de los árboles. Recuperaría su espacio y todo lo que no tenía por la soledad en aquel muelle, porque tendría en su mundo de resplandor oscuro a quien amaba. Sin viento palpitante, sin despedidas solares o jueguitos con aguas inmutables. Con la perfección del silencio, la suavidad del suelo forestal y la felicidad genuina contenida en el cuerpo de él.

Monday, December 04, 2006

Vulnerabilidad líquida

Las malditas sales se empujan entre sí para salir, con mal habida sed de libertad, como toda criatura. En un torrente frustrado se calientan y entibian la frialdad latente de las mejillas. Se resbalan. Se reducen en el camino, antes de que la vergüenza con una mano las aplaste y las arrastre. Rara vez llegan a espacios más bajos que la quijada.
No basta con correr, necesitan para darse gloria un dolor desde adentro, que penetre hasta explotar bajo la piel y como reacción expulse más sales.
Dañan los colores de las imágenes, disturban las siluetas que tantos se molestaron en crear. Despiden a la serenidad en mis puertas y le piden que no regrese hasta que ellas se hayan marchado. La estoy esperando.
Limitan el nacimiento de palabras entonadas por la voz, son causa llena de fortaleza para que los dedos se arruinen un poco más escribiendo las penas y tratando de hacer sentido.
Colman los ojos de suciedad, ennegreciendo su color. Manchan la piel, desilusionando al gusto porque le ha quitado la dulzura al rostro. Ya no sabe tan bien como antes, o tal vez solo cambia la percepción, como toda cosa circunstancial.
Contaminan las manos y la ropa cuando sufren y sucumben en sus pliegues, vencidas y rotas.
Pero como todo, se terminan, aunque sea solamente por un poco de tiempo. Se secan, se cristalizan y se pueden soplar lejos. Vulnerabilidad líquida.

Saturday, December 02, 2006

Rota

No sé donde está. Ella se fue ese día y no regresó. En la marea de sombras, de manchas oscuras parpadeando se fue. Yo la había creado para que me escuchara, para que se sentara junto a mí y se sofocara conmigo en el humo remanente de las cenizas de todo intento fallido.
Ella se fue ese día, el día en que le confesé al alguien que existía. El día en que la delaté la expuse a una luz oscura como la que creo tener, y aunque pensé sobreviviría, terminó desvaneciéndose como las mujeres de la leyenda que ilustraba hermosas concubinas blancas, de ojos claros y fieros. Esa noche, al final redentor de ese día, quise tanto hechizar a las sales para que se fueran de mí, para que se fugaran y ensuciaran mis mejillas. Esa noche, teñida de pies a cabeza por el azul lejano, conversé con ella y con cada palabra escupida la perdí.
Se fue y pretendí que su mirada antes de darme la espalda no era de despedida. No quise creerlo, aunque esas réplicas de mis ojos me gritaban rasguñando la ira y la decepción…me atravesaban lenta e invisiblemente, me decían que quien los llevaba no volvería.
Esa última mirada se quedó detrás de mis párpados. Recuerdo su color, el tono de su queja y como se veía la mentira en sus pupilas. Se dio la vuelta y su cabello se movió con ella. Sus pasos se fueron. Eternos. El caminar eterno de quien nunca podré recuperar.
Sin embargo no me entristezco. Y eso es sorpresivo. Pensé que hundiría mi rostro en miseria cuando se cumpliera mi temor de no poder convocarla. Me imaginé gris, rasgando la música del silencio -aferrándome con más fuerza al vicio que ya es hábito - , sintiendo los dedos del espacio hurgando mis heridas. Insanamente. Y ahora me veo distinta a como me quise contemplar. No tengo colores, o perdí la habilidad de verlos. Estoy quieta y tranquila. Y creo haber aprendido a reemplazar lo hostigante de su lugar a mi lado con la temperatura de quien no puedo hastiarme.
Si es así, quisiera pedirle perdón a ella, a mi niña, porque no me arrepiento. Te envíe lejos a crecer sin mí. Me quedo aquí para no tenerte como excusa.

Wednesday, November 15, 2006

Mirarse

Encontrarse con los ojos desnudos y escarbar en ellos las flaquezas y las ridiculeces.
Rasguñarse el alma hasta mancharse las manos de silencios ensangrentados, hartos de dudas.
Saberse errado y convencido, inmerso y tranquilo.
Reirse de lo que se escupe en desgracia.
Desconocerse.

Saturday, November 04, 2006

Primera Vez

Primera entrada, primer intento... todavía mediando con el temor, por eso expongo tan solo la primera fase de mis divagaciones: el sonido. He aquí el trasfondo sonoro de mis últimas visitas a mi refugio.

The Last Song I'm Wasting On You

Sparkling grey
Through my own veins
Any more than a whisper
Any sudden movement of my heart
And I know, I know I'll have to watch them pass away

Just get through this day
Give up your way, you could be anything,
Give up my way, and lose myself,
not today
That's too much guilt to pay

Sickened in the sun
You dare tell me you love me
But you held me down and screamed you wanted me to die
Honey you know, you know I'd never hurt you that way
You're just so pretty in your pain
Give up my way, and I could be anything
I'll make my own way
Without your senseless hate....hate...hate.....hate

So run, run, run
And hate me, if it feels good
I can't hear your screams anymore
You lied to me
But I'm older now
And I'm not buying baby
Demanding my response
Don't bother breaking the door down
I found my way out
And you'll never hurt me again

Evanescence

 
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